Cuento

Winetorp Warren ha estado pensando en su personalidad, lo inevitable que le es ser ligero y complejo como una pluma, mientras más piensa en ellas más complejas le parecen, las uniones de cada hebra, cada folículo y la cantidad que necesita haber en cada una para que sean fuertes, para que en unidad pueden levantar aves y además que individualmente se dejan llevar por la corriente, así como el, guapo entre los suyos, resaltaba y atraía la atención de quien lo mirara, siempre daba la impresión de ser delicado aunque en realidad no lo era.

El comandante es consiente de todo lo anterior, pero pareciera que él no lo ve como una virtud. Al contrario, él considera que no logra ocultar de su manada, a lo que él llama debilidades y es que las ha trabajado como ningún otro, se ha esforzado por fortalecer cada área de su personalidad para ser el líder que su padre siempre ha esperado que sea.


Sobresaliendo en todos los entrenamientos como cadete y siendo un extraordinario comandante líder de las tropas arqueras, en la batalla no puede evitarlo; entre la adrenalina y los gemidos de dolor de sus otros compañeros arqueros al ser heridos por el rival, se ablanda ese corazón noble que tanto trata de ocultar y le es inevitable tratar de proporcionarles atención medica inmediata al pedir refuerzos y retirarlos y es que no logra ver que eso lo vuelve un gran líder.

Con el pasar del tiempo se irá dando cuenta, que aquello que lo agobia tanto es irrelevante, que su carácter fuerte y su personalidad dulce al ser contrarias se complementan y le permitirán en 15 años ser el líder que quiere ser. Y justo en el momento de la ceremonia, cuando le den su último asenso se dará cuenta, que toda su vida y su lucha solo es una muy pequeña y diminuta parte del equivalente a un granito de arena en la playa del inmenso universo.